Todos tenemos momentos de duelo en nuestra vida. La pérdida de un ser querido, el final de una relación, la mudanza de nuestros hijos, el paso del tiempo en nuestros cuerpos, un diagnóstico aterrador, un trabajo perdido, un cambio inesperado, hay muchas cosas que pueden producir intensos sentimientos de pérdida.
El duelo es normal. Es necesario. Y es una respuesta saludable a la pérdida.
Cada uno de nosotros tiene diferentes razones para el duelo y diferentes formas de hacerlo. Pero hay algunos puntos en común en el proceso de duelo y formas útiles de atravesarlo.
Antes de la década de 1960, se sabía muy poco sobre el duelo. Fue entonces que la psiquiatra Elisabeth Kübler-Ross comenzó a estudiar cómo reaccionaba la gente ante la pérdida. Basándose en sus hallazgos, creó un modelo para ayudar a las personas a comprender los altibajos del proceso de duelo: Las 5 etapas del duelo.
Aunque no todo el mundo pasa por el duelo siguiendo estos pasos exactos o en este orden, este modelo nos da una mejor idea de lo que podemos esperar cuando hemos perdido algo o a alguien querido.
Esta es una primera reacción típica ante la pérdida. A veces, las malas noticias son tan sorprendentes o abrumadoras que nuestras mentes ni siquiera pueden procesarlas. Simplemente, no estamos preparados para que algo tan horrible sea real. Por ejemplo:
La negación es una reacción completamente normal. La clave es reconocer esta negación y superarla cuando nuestras mentes estén listas para recibir más información.
Después de que el impacto comienza a desaparecer, es posible que nos sintamos enojados. Esto podría hacernos reaccionar mal con el mensajero. O podría hacernos sentir que la ira hierve en nuestro interior. Por ejemplo:
La ira es una respuesta perfectamente válida. La pérdida duele, y las personas a menudo responden con ira cuando sienten dolor. Es una emoción que puede ayudar a protegernos y recordarnos nuestro valor.
Cuando nos enfrentamos a un cambio importante, es difícil no negociar. Nos da una sensación de control en un momento en que nos sentimos impotentes. La negociación podría sonar así:
Esto puede ser una parte desgarradora del duelo porque nuestra negociación a menudo no funciona. Es un deseo, no una realidad. Pero darse cuenta de esto es un paso clave en el proceso del duelo.
Esta es la etapa cuando finalmente entendemos. Nos damos cuenta de que esta pérdida realmente está ocurriendo, y no hay mucho que podamos hacer al respecto. En este momento, pueden surgir sentimientos de intensa tristeza e impotencia. Podría sonar como algo así:
Pasar por esta etapa no significa necesariamente que usted esté clínicamente deprimido, como diagnosticaría un terapeuta. Pero podría parecer que es así. Afortunadamente, hay una forma de salir de este hoyo, y llega con la siguiente etapa.
Cuando nuestra mente está preparada para superar esta pérdida, llegamos a un punto de aceptación. Esto no significa que todo se sienta mejor. Puede significar que aceptamos la realidad de la pérdida y podemos seguir adelante con nuestras vidas. Algunos ejemplos pueden ser:
Puede tomar mucho tiempo llegar a un punto de aceptación. Incluso, una vez que lleguemos allí, podríamos regresar de vez en cuando a otras etapas del duelo. Es completamente normal. Reflexionar sobre las lecciones que aprendió o las cosas por las que está agradecido pueden ayudarlo a volver a un lugar de aceptación.
El duelo puede ser profundamente incómodo y solitario. Pero ya lo ha superado antes, aunque haya sido en pequeñas dosis. Estas son algunas formas útiles de manejar el duelo sin importar cuán grande sea:
Recuerde, no hay una forma correcta o incorrecta de "hacer" el duelo. La clave es tomarlo a su propio ritmo y cuidarse en el camino. No siempre puede evitar la pérdida, pero puede superarla.
Este contenido no pretende sustituir el asesoramiento médico profesional, el diagnóstico ni el tratamiento. Consultá siempre a tu médico o a otro profesional de la salud calificado ante cualquier duda que tengas sobre una condición médica.