Nuestros cuerpos producen insulina para ayudarnos a usar el azúcar como energía. La insulina ayuda a mantener nuestro nivel de azúcar en sangre en niveles saludables. Esto, a su vez, garantiza que tengamos la energía para el día a día. Cuando consumimos mucha azúcar, corremos el riesgo de alterar ese equilibrio. Una de las formas en que se interrumpe el equilibrio es a través de la resistencia a la insulina. Aprendamos más sobre la resistencia a la insulina y su relación con las afecciones crónicas y la salud a largo plazo.
Cuando se ingiere azúcar, el páncreas produce una hormona llamada insulina. Las células del cuerpo necesitan azúcar para usarla como energía. Piense en la insulina como la llave que abre las puertas de cada célula para dejar entrar el azúcar. Mientras más azúcar se ingiera, más insulina producirá el páncreas.
En algunas personas, las células de los músculos, de la grasa y del hígado pueden volverse menos sensibles a la insulina. Esto se denomina resistencia a la insulina. El páncreas compensa produciendo más insulina para ayudar a que el azúcar llegue a las células.
Ciertos factores de riesgo genético o de estilo de vida hacen que algunas personas sean más propensas a desarrollar resistencia a la insulina. Algunos de estos factores son:
Por lo general, los médicos no realizan pruebas de resistencia a la insulina. Es más probable que se hagan pruebas de diabetes o prediabetes. Los niveles elevados de azúcar en sangre en estas circunstancias pueden deberse a la resistencia a la insulina o a que el páncreas no produce suficiente insulina. Su médico puede evaluar si usted padece resistencia a la insulina mediante un análisis de su historial médico y sus antecedentes familiares, un examen físico, etc.
La resistencia a la insulina a menudo no presenta ningún síntoma. Las personas con resistencia a la insulina pueden presentar:
Si usted tiene diabetes tipo 2 o prediabetes, es probable que tenga resistencia a la insulina. Cuando las células no responden a la insulina, el páncreas inicialmente produce más. Pero eso sobrecarga el páncreas y, como resultado, las células pueden deteriorarse. El azúcar presente en la sangre no puede entrar en las células, por lo que permanece en la sangre y así los niveles de azúcar en sangre aumentan. Con el tiempo, esto puede provocar diabetes tipo 2.
En la diabetes tipo 1, el páncreas produce poca o nada de insulina. Las personas con diabetes tipo 1 toman insulina sintética a diario para ayudar a transportar el azúcar a las células. Es posible tener diabetes tipo 1 y volverse resistente a la insulina. Es más probable que esto ocurra en personas adultas con sobrepeso, en aquellas que toman medicamentos como esteroides, fumadoras o embarazadas. Puede que se necesite más insulina. El médico puede ajustar su plan de tratamiento según sea necesario.
La presión arterial alta y la resistencia a la insulina son indicadores claves del síndrome metabólico. Obtenga más información sobre el síndrome metabólico aquí. Los estudios sugieren que la resistencia a la insulina puede elevar la presión arterial en algunas personas. Según National Institutes of Health, alrededor del 50% de las personas con presión arterial alta también tienen resistencia a la insulina. Se siguen estudiando los vínculos entre la resistencia a la insulina y hipertensión.
Si usted tiene resistencia a la insulina, puede resultarle más difícil perder peso. Esto se debe a que el cuerpo tiende a almacenar azúcar extra en la grasa. Por eso es importante seguir una dieta equilibrada y una rutina de ejercicios como parte de su plan de pérdida de peso. Evite los alimentos excesivamente endulzados y haga al menos 30 minutos de ejercicio físico tres o más días a la semana.
La buena noticia es que, en algunos casos, la resistencia a la insulina se puede revertir con simples cambios en el estilo de vida.
Este contenido no pretende sustituir el asesoramiento médico profesional, el diagnóstico ni el tratamiento. Consultá siempre a tu médico o a otro profesional de la salud calificado ante cualquier duda que tengas sobre una condición médica.