El entrenamiento de fuerza es una de las mejores cosas que puede hacer por su corazón. Hacer actividades de fortalecimiento aumenta su estado aeróbico, además de desarrollar músculos. Pero si le han diagnosticado una enfermedad cardíaca, puede que le preocupe comenzar. Si bien la mayoría de las personas con enfermedades cardíacas y otras afecciones crónicas pueden hacer ejercicio de manera segura y obtener los beneficios, hay algunas cosas que debe saber.
Antes de empezar una nueva rutina de ejercicios, consulte con su médico para ver si hay alguna restricción o pauta que le recomiende. Pregunte si hay otros profesionales con los que debería consultar, como un entrenador personal capacitado, para que pueda comenzar con el entrenamiento de fuerza. También debe preguntar si el aumento de la actividad podría afectar la dosis de cualquiera de sus medicamentos.
Idealmente, debe apuntar a trabajar todos los músculos del cuerpo (pecho, espalda, brazos, piernas, abdomen y hombros) dos veces por semana.
Si no ha practicado entrenamiento de fuerza, es posible que le resulte intimidante hacer entrenamientos de cuerpo completo dos veces por semana. La buena noticia es que algo es mejor que nada. Así que empiece y poco a poco podrá ir mejorando su habilidad. Puede comenzar con pesas ligeras o ejercicios modificados que utilizan el peso corporal y aumentar la intensidad a medida que gane masa muscular.
Para evitar lesiones, es importante usar la forma y técnica adecuadas. Puede ser útil comenzar con clases presenciales o sesiones de entrenamiento en las que un instructor o entrenador pueda observar su técnica y ayudarle a modificarla según sea necesario.
Si nota dolor en el pecho, dificultad para respirar, mareos u otros síntomas mientras hace ejercicio, deténgase y busque ayuda médica. Monitorear su progreso puede ayudarle a establecer metas realistas para seguir avanzando en su camino de bienestar físico.
Este contenido no pretende sustituir el asesoramiento médico profesional, el diagnóstico ni el tratamiento. Consultá siempre a tu médico o a otro profesional de la salud calificado ante cualquier duda que tengas sobre una condición médica.